martes, 19 de mayo de 2009

BENEDETTI, EL POETA INMORTAL

AUTOEPITAFIO

"Algunos dicen que morí de pena de veras no me acuerdo /
sé que había una nube blanquísima en el cielo
y un ave errante que dejaba huellas y me parece que eran de alegría
otros sostienen que morí de gozo yo tampoco me acuerdo /

sé que había un jilguero encantado con su canto y un sauce que evaluaba con la lluvia su cotejo de lágrimas prolijas
sí recuerdo que había conocidos gente expansiva ufana como pocas
hablaban del mercado de valores de arte culinaria /
de informática de fútbol / de tabernas / de amnistías
de pronto llegó un soplo de silencio todo quedó en un coro de callados
se miraron perplejos porque en medio de aquella vanagloria de la nada
una muchacha pronunció mi nombre"

Mario Benedetti.

El domingo 17 de mayo recién pasado, el mundo de las letras recibió una penosa noticia, uno de los suyos, quien marcara un hito difícil de igualar en la literatura hispanoamericana del siglo veinte, el maestro de maestros de la literatura latinoamericana, Mario Benedetti, había fallecido.
Esto que en la vida cotidiana de los mortales es habitual, en su caso resultó sorprendente,- e incluso para muchos increíble- ya que todos saben que los inmortales no pueden morir.
No obstante, el hecho ha sido confirmado y la prensa internacional nos ha traído los detalles.
Su deceso ocurrió en su casa de Montevideo donde se reponía de reiteradas hospitalizaciones a que lo obligaba su delicado estado de salud.

Uruguayo de nacimiento, ilustre ciudadano del mundo, tenía a la sazón 88 años de fructífera vida expresada en una maciza obra donde abarcó los géneros narrativos, dramáticos y poéticos, de donde fluyeron mas de 80 cristalizaciones de su pensamiento libertario, el amor y la solidaridad expresados en poemas, novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, crónicas de humor y guiones de cine, que no dejaban lugar a dudas de su cercanía filosófica y su alto compromiso social con los movimientos progresistas y de izquierdas de nuestra América Latina.
Quizás su deceso fue también una muerte anunciada, o a lo menos previsible no tan solo por su avanzada edad, sino por su estado de ánimo, pues en el último tiempo su quehacer poético hurgaba en temas de olvido, penas del alma y muerte. Solo en Agosto del año pasado presentaba su última obra publicada, el poemario “Testigo de uno mismo”, donde se leía:
"Acontece la noche y estoy solo
Cargo conmigo mismo aduras penas
Al buen amor se lo llevó la muerte
Y no se para quien seguir viviendo…"

Recordaba a su esposa Luz López sin duda, fallecida el 13 de Abril de 2006, después de sesenta años de feliz matrimonio. Fiel a sus cariños no aceptaba el mundo sin las cosas amadas, como otrora condenaba la opresión y la falta de libertad de los gobiernos de facto que se instalaron en el cono sur de América y otras latitudes. Como decía Cervantes “la pluma es la espada del alma”. Cuando en Uruguay y en otras repúblicas todo estaba prohibido, los sonetos de Benedetti eran la voz de la resistencia. Era su musa la que alentaba, señalaba y fijaba pautas. Eran sus versos los que repetía el pueblo.
Su prosa era urbana, coloquial, entrañable, confidente e incisiva. Llegaba a la gente, su mensaje era recibido por lo obreros, los estudiantes, por las dueñas de casa.

no te quedes inmóvil/ al borde del camino/ no congeles el júbilo/ no quieras con desgana/ no te salves ahora/ ni nunca/ no te salves/ no te llenes de calma/ no reserves del mundo/sólo un rincón tranquilo/ no dejes caer los párpados/ pesados como juicios/no te quedes sin labios/ no te duermas sin sueño/ no te pienses sin sangre/ no te juzgues sin tiempo/ pero si/ pese a todo/ no puedes evitarlo/ y congelas el júbilo/ y quieres con desgana/ y te salvas ahora/ y te llenas de calma/ y reservas del mundo/ sólo un rincón tranquilo/ y dejas caer los párpados/ pesados como juicios/ y te secas sin labios/ y te duermes sin sueño/y te piensas sin sangre/ y te juzga sin tiempo/ y te quedas inmóvil/al borde del camino/ y te salvas/ entonces no te quedes conmigo”.

Exponente de la llamada generación uruguaya de 1945, la "generación crítica", ha sido seguido y venerado por las generaciones que se han sucedido hasta hoy que lo leen con devoción. Benedetti ha sido siempre un referente no solo de la literatura sino de la identidad de nuestros pueblos por lo que ha pasado a ser una figura histórica y relevante de nuestra época. Y sin duda lo seguirá siendo.

En estos tiempos de juventudes con valores trastocados y superficiales, donde predomina la admiración y el respeto al que hace dinero fácil, y donde los héroes no pasan de ser futbolistas, cantantes, cabareteras y algunos malandrines redimidos que constituyen el jet set de la sociedad moderna, es bueno recordar a la gente que hay personas como Benedetti que han dejado un legado a la humanidad, que es algo más que darle un puntapié a una pelota, vestir a la moda, drogarse, asaltar un Banco o dar algunos gritos locos. Y que éste consiste en ejemplos de vida, en líneas de pensamiento traducidos en trabajo literario de calidad, en una entrega intelectual de alto vuelo que aporta valores universales que dignifican a la raza humana.
Contra lo que muchos piensan, Mario Benedetti no nació en cuna de oro, ni fue a la universidad a recibirse de periodista. Lo cierto es que ni siquiera terminó la secundaria. A muy temprana edad debió integrarse al mundo del trabajo y antes de consolidarse en lo que sería su vocación, la escritura, ofició de taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial. Las dificultades económicas solo le permitieron cursar un año de educación secundaria en el Liceo Miranda y después tuvo que convertirse en un autodidacta compaginando los estudios con el trabajo, que comenzó a los 14 años de edad en un taller de repuestos de automóviles.




La verdad es que recibió en su vida muchos premios y reconocimientos, todos merecidos, pero con toda seguridad fueron muy mezquinos para los que como él y otros poetas y literatos de su talla, aportan tanta luz, sabiduría, esperanza y amor a toda la raza humana.


Pero dejemos que sea Wikipedia, quien nos ilustre de su vida:


“En 1945 se integró al equipo de redacción del semanario Marcha, donde permaneció hasta 1974, año en que fue clausurado por el gobierno de Juan María Bordaberry. En 1954 es nombrado director literario de dicho semanario.
El 23 de marzo de 1946 contrae nupcias con Luz López Alegre , su gran amor y compañera de vida. En 1948 dirige la revista literaria Marginalia. Publica el volumen de ensayos Peripecia y novela.
En 1949 es miembro del consejo de redacción de Número, una de las revistas literarias más destacadas de la época. Participa activamente en el movimiento contra el Tratado Militar con los Estados Unidos. Es su primera acción como militante. Ese mismo año obtuvo el Premio del Ministerio de Instrucción Pública por su primera compilación de cuentos: Esta mañana. Mario Benedetti fue ganador del galardón en repetidas ocasiones hasta 1958, cuando renunció sistemáticamente a él por discrepancias con su reglamentación.
En 1964 trabaja como crítico de teatro y codirector la página literaria semanal «Al pie de las letras» del diario La Mañana. Colabora como humorista en la revista Peloduro. Escribe crítica de cine en La Tribuna Popular. Vuelve a Cuba para participar en el jurado del concurso Casa de las Américas. Participa en el encuentro sobre Rubén Darío. Viaja a México para participar en el II Congreso Latinoamericano de Escritores.
Participa en el Congreso Cultural de La Habana con la ponencia “Sobre las relaciones entre el hombre de acción y el intelectual" y se vuelve Miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas. En 1968 funda y dirige el Centro de Investigaciones literarias de Casa de las Américas, cargo en el cual se mantendría hasta 1971.
Junto a miembros del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, fundó en 1971 el Movimiento de Independientes 26 de Marzo, una agrupación que pasó a formar parte de la coalición de izquierdas Frente Amplio desde sus orígenes. Benedetti fue representante del Movimiento 26 de Marzo en la Mesa Ejecutiva del Frente Amplio desde 1971 a 1973, sin embargo, esta alternativa se vio frustrada por la fuerza. Además es nombrado director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de La República, de Montevideo.
Publica Crónica del 71, compuesto en su mayoría de editoriales políticos publicados en el semanario Marcha, así como de un poema inédito y tres discursos pronunciados durante la campaña del Frente Amplio. También publica Los poemas comunicantes, con entrevistas a diversos poetas latinoamericanos.
Tras el Golpe de Estado del 27 de junio de 1973 renuncia a su cargo en la universidad, pese a ser elegido para integrar el claustro. Por sus posiciones políticas debe abandonar Uruguay, partiendo al exilio en Buenos Aires, Argentina. Posteriormente se exiliaría en Perú, donde fue detenido, deportado y amnistiado, para luego instalarse en Cuba, en el año 1976. Al año siguiente, Benedetti recalaría en Madrid, España. Fueron largos años los que vivió alejado de su patria y de su esposa, quien tuvo que permanecer en Uruguay cuidando de las madres de ambos.
La versión cinematográfica de La Tregua, dirigida por Sergio Renán, fue nominada a la cuadragésimo séptima versión de los Premios Oscar en 1974, a la mejor película extranjera; finalmente el premio, entregado en la ceremonia del 8 de abril de 1975, se lo adjudicó la película italiana Amarcord..
En 1976 vuelve a Cuba, esta vez como exiliado, y se reincorpora al Consejo de Dirección de Casa de las Américas. El año 1980 se traslada a Palma de Mallorca. Dos años más tarde inicia su colaboración semanal en las páginas de Opinión del diario El País. El mismo año el Consejo de Estado de Cuba le concede la Orden Félix Varela. En 1983 traslada su residencia a Madrid.
Vuelve a Uruguay en marzo de 1983, iniciando el autodenominado período de desexilio, motivo de muchas de sus obras. Es nombrado Miembro del Consejo Editor de la nueva revista Brecha, que va a dar continuidad al proyecto de Marcha, interrumpido en 1974.
En 1985 el cantautor Joan manuel Serrat graba el disco El sur también existe sobre poemas de Benedetti, contando con su colaboración personal.
En 1986 recibe el Premio Jristo Botev de Bulgaria, por su obra poética y ensayística. En 1977 es galardonado en Bruselas con el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional por su novela Primavera con una esquina rota. En 1989 es condecorado con la Medalla Haydeé Santamaría por el Consejo de Estado de Cuba.
Benedetti recibió, el 30 de noviembre de 1996, el Premio Morosoli de Plata de Literatura, entregado por la Fundación Lolita Rubial, de Minas, Uruguay. En la ocasión, Benedetti fue destacado por su obra narrativa. El mismo año, junto a otros cincuenta escritores, fue distinguido por el Estado de Chile con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral.
En mayo de 1997 fue investido con el título Doctor honoris causa por la Universidad de Alicante y unos días más tarde, el 11 de junio, fue también investido por la Universidad de Valladolid. El 30 de septiembre del mismo año fue galardonado con el Premio León Felipe, en mención a los valores cívicos del escritor. Además fue investido en diciembre como Doctor honoris causa en Ciencias Filológicas de la Universidad de la Habana.
El 31 de mayo de 1999 fue galardonado con el VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, dotado de 6.000.000 Pts. La Fundación Cultural y Científica Iberoamericana José Martí le concedió el 29 de marzo de 2001 el I Premio Iberoamericano José Martí.

El 19 de noviembre de 2002 fue nombrado Ciudadano ilustre por la Intendencia de Montevideo, en una ceremonia encabezada por el intendente Mariano Arana.
En 2004 se le concedió el Premio Etnosur. En 2004 se presentó por primera vez en Roma, Italia, un documental sobre la vida y la poesía de Mario Benedetti, titulado "Mario Benedetti y otras sorpresas". El documental, que fue escrito y dirigido por Alessandra Mosca, y protagonizado por Benedetti, fue patrocinado por la Embajada de Uruguay en Italia. El documental participó en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en el XIX Festival del Cinema Latinoamericano di Trieste y en el Festival Internacional de Cine de Santo Domingo.
En 2005, Mario Benedetti presentó el poemario Adioses y bienvenidas. En la ocasión también se exhibió el documental Palabras verdaderas, donde el poeta hizo aparición.
El 7 de junio de 2005 se adjudicó el XIX Premio Internacional Menéndez Pelayo, consistente en 48.000 € y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El premio, otorgado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, es un reconocimiento a la labor de personalidades destacadas en el ámbito de la creación literaria o científica, tanto en idioma españoñ como portugués.
Mario Benedetti repartía su tiempo entre sus residencias de Uruguay y España, atendiendo a sus múltiples obligaciones y compromisos. Después del fallecimiento de su esposa Luz López, el 13 de abril de 2006 víctima de la enfermedad de Alzheimer, Benedetti se trasladó definitivamente a su residencia en el barrio Centro de Montevideo, Uruguay. Con motivo de su traslado, Benedetti donó parte de su biblioteca personal en Madrid, al Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante.
La Fundación Lolita Rubial volvió a condecorar a Benedetti el 25 de noviembre de 2006, con el Premio Morosoli de Oro.

El 18 de diciembre de 2007, en la sede del Paraninfo de la Universidad de la República, en Montevideo, Benedetti recibió de manos de Hugo Chávez la "Condecoración Francisco de Miranda", la más alta distinción que otorga el gobierno venezolano por el aporte a la ciencia, la educación y al progreso de los pueblos. Ese mismo año recibió la Orden de Sausí, Primera Clase, por servicios prestados a la literatura. La Orden de Saurí es la condecoración más alta de El Salvador.
En los últimos diez años, debido al asma y por recomendación médica, el escritor alternaba su residencia en España y en Uruguay, tratando de evitar el frío, pero al agravarse su estado de salud permaneció en Montevideo.
La muerte de su esposa Luz López en 2006, luego de seis décadas de matrimonio, fue un duro golpe para Benedetti que, según confesó, sobrellevó escribiendo.
En uno de sus últimos libros, titulado Canciones del que no canta, alude a su historia personal. "No fue una vida fácil, francamente", ha dicho Benedetti, quien con su pluma marcó a varias generaciones.
En abril de 2009 tras su internación en Montevideo, se organizó por iniciativa de Pilar del Río (esposa del escritor José Saramago) una "Cadena de Poesía" mundial para apoyarlo.


El día 17 de mayo de 2009 poco después de las 18 hrs. Benedetti fallece en su casa de Montevideo, a los 88 años de edad. El Palacio legislativo fue designado como el sitio de su velatorio.

En el marco de este hecho, el gobierno uruguayo decretó duelo nacional y dispuso que su velatorio se realizara con honores patrios en "El Salón de los Pasos Perdidos" del Palacio Legislativo."


Descansa en paz poeta Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia.

jueves, 14 de mayo de 2009

¿CAZADORES DE NAZIS, RAZA EN EXTINCION?


Por desgracia las guerras no finalizan cuando se firman los armisticios, se redactan los protocolos de rendición incondicional ni cuando el enemigo somete sus armas.
Cuando eso ocurre viene un período muy largo, muy lento, muy doloroso, donde la gente empieza a tomar conciencia que ha sido protagonista de un episodio indescriptible y horroroso. No solo se han perdido bienes y familia, no solo hay ruinas y desolación allí donde antes prosperaba la vida, sino que también ha cambiado el mundo interior, la percepción que se tenía de las gentes, de la humanidad, de las propias creencias. ¿Dónde estaban las organizaciones internacionales pro paz mientras duraba el conflicto, los bloques de naciones? ¿Dónde estaba Dios?. ¿Qué es la paz, qué significa la palabra libertad?
¿Qué había pasado en este tiempo nefasto con la misericordia, con el altruismo, con la compasión humana, con la solidaridad, con la esperanza y la ilusión?. ¿Dónde encontrar amistad, albergue, consuelo, protección y justicia, ganas de seguir luchando, de enfrentar el futuro?. ¿Cuál futuro…?

Europa después de finalizada la Segunda Guerra Mundial era territorio de zombies, de gente buscando su familia, marido, esposa, hijos, las tumbas de sus muertos, revisando montículos de escombros para encontrar vestigios de sus moradas. Allí donde antes había calles bullentes de actividad comercial, de restaurantes famosos y grandes tiendas, ahora solo estaban los fierros retorcidos y los cráteres de las bombas.


Hambre, miseria, prostitución, robo y asesinato eran la mejor forma de sobrevivir, de tener algo que llevarse a la boca. El otro camino era la antropofagia, la búsqueda de la proteína en la carne de tantos cadáveres esparcidos, a medio enterrar y todavía en proceso de putrefacción. Los cuatro jinetes del Apocalipsis galopaban sin prisa por el territorio devastado por el azote de la ingeniería armamentista que había agotado sus existencias. Había mercaderes en alguna parte del mundo que se sobaban las manos de júbilo. La existencia de cañones y bombas, de fusiles nuevos y viejos, de municiones sofisticadas se había agotado de sus bodegas sitas en los cuatro puntos cardinales.
Las fábricas de aviones, de barcos, lanchas, tanques y artilugios de muerte de todo tipo ya no tenían materia prima con que armar estos transportes bélicos. Los países productores de instrumentos de exterminio y los traficantes de armas no estaban en medio de estas luchas suicidas y solo interesaba que sus industrias no cesaran de entregar proyectiles, tanques, barcazas de asalto y que el dinero fluyese hacia sus bolsillos mercenarios, hacia Bancos seguros, a cuentas secretas protegidas por acuerdos de cúpulas gobernantes.
Los vencidos de hoy eran ahora objeto de venganza. Sus territorios fueron repartidos, sus leyes interferidas, sus designios de país reglados, sus riquezas confiscadas, sus líderes humillados. Les tocaba sufrir en carne propia la otra cara de la moneda, el oprobio, la persecución y la separación de sus seres queridos, el desprecio de millones de seres que nunca habían visto, pero cuya condena los sumergía en la categoría de sujetos indignos, monstruos de forma humanoide que solo se saciaban con sangre fresca arrebatada a víctimas en incapacidad de defenderse.
Para millones de parias nunca existieron tribunales donde recurrir, asistencia para su dolor, pan para llevarse a la boca, tumbas queridas donde llorar tanta frustración, tanto rencor acumulado, dónde demandar solución a sus ingentes necesidades.
En particular la etnia judía, diezmada, denigrada moral, síquica y sexualmente en el caso de las mujeres y los niños, y reducida a la calidad de bestias de trabajo y conejillos de indias para experimentos de laboratorio, exigía justicia. Su pueblo venía sufriendo persecución antisemita desde el primer día en que Adolfo Hitler fue nombrado Primer Ministro por el Presidente alemán Hindenburg el 30 de Enero de 1933. Sus millones de muertos y ajusticiados no solo fueron los cremados y fallecidos por inanición en los campos de exterminio. Una persecución obstinada y resuelta por el NSDAP, Partido Nacional Socialista de Trabajadores Alemanes, venía sucediéndose con medidas cada vez más restrictivas y odiosas. El órgano oficial del Partido Nazi, el semanario Dër Sturmer, en circulación desde 1923 tenía como lema "Los Judíos son nuestra Desgracia”. Ya el 28 de Febrero de 1933, Hitler convenció al gobierno de Hindenburg para decretar lo que se conoció como el “Decreto de Fuego”, que suspendía los derechos civiles constitucionales “a todo opositor del Partido Nazi”, que privaba a todo sujeto y en especial a los judíos, de su derecho a la libertad de expresión, de asamblea, de prensa y derechos judiciales. Ello dio pase libre a todo tipo de atropellos y a una sistemática campaña anti judía liderada especialmente por los miembros de la poderosa “organización nacionalista de soldados en retiro”, cuyas marchas de protesta, motines y azuzamiento de la opinión pública influyeron notablemente para la creación del primer “Campo de Concentración” de Dachau donde fueron a parar miles de familias judías.
Varios boicots contra los profesionales judíos y el comercio controlado por ellos, dieron como resultado la prohibición de su ingreso como profesores en colegios y universidades y la remoción de sus puestos de trabajo en toda la República. El 11 de Abril del mismo año, se Decreta una fórmula para distinguir entre arios y no arios, entendiéndose que los judíos no son de raza pura y que por lo tanto hay que separarlos a como de lugar para que no infecten la sangre aria. Luego vinieron decenas de medidas discriminatorias que los fueron acorralando hasta que se les recluyó en los Ghettos, tales como prohibición de sacrificar animales de acuerdo a la modalidad del Torah judío, quema de libros y escritos judíos, revocación de la nacionalidad alemana, esterilización forzada, exclusión de artistas y escritores judíos. Se les niega el derecho de salud para ser atendidos en hospitales y centros médicos, se les veda postular a trabajos públicos o gubernamentales.
El parlamento, en sesión especial decreta “Las Leyes de Nuremberg antisemíticas", “La Ley Nacional de Ciudadanos” y “La Ley Para Proteger la Sangre Alemana y el Honor Alemán”, que fueron las herramientas definitivas para excluir toda descendencia judía de la vida comercial pública y dejarlos al margen de los derechos ciudadanos. Se les niega el derecho a voto, casamiento entre judíos y no judíos, los hijos de judíos no podían ocupar los parques de diversiones ni los baños públicos. Los propietarios judíos fueron forzados a vender sus propiedades en territorio alemán a precios ridículos. Los médicos judíos solo pueden ejercer como enfermeros para personas judías. Se destruyen sus cultos y Sinagogas, se requisan sus pasaportes y se niega el ejercicio de cualquier profesión, a menos que no sea atendiendo gente de su raza.
De esa leche de amargura primigenia, de ese caldo de cultivo emocional, fueron gestándose los vengadores, los rencorosos, aquellos que en la orfandad de respuesta de la sociedad naciente de las cenizas de la guerra, clamaban por castigo para las cabezas visibles del nacismo, por su juzgamiento y ajusticiamiento, pues nada más que la pena de muerte de esos líderes podría resarcir en algo tanta frustración, tanta impotencia contenida. La triste realidad era que los señores de la guerra, esos jerarcas inmisericordes y odiosos, con poder de vida o muerte sobre personas y países habían eludido su responsabilidad humana y divina.
Los semidioses que hasta ayer dominaban el mundo habían huido cobardemente y se encontraban camuflados en otros países o prófugos de la justicia internacional bajo el cargo de criminales de guerra. Desaparecidos y en fuga pero ricos y con recursos ilimitados. Protegidos por dignatarios y potentados que debían su poder y su riqueza a los favores concedidos cuando éstos ostentaban el laurel sobre sus sienes, pero que ahora cambiado su nombre, rostro y personalidad vivían como reyes en los paraísos exclusivos para millonarios, o bien en aquellos países donde las leyes de extradición aún no estaban debidamente sancionadas.
Bajo el amparo de su nueva identidad se reían de los simples mortales, hacían planes para el futuro y soñaban con volver a ser poderosos y con gobernar otra vez el mundo. Todo lo tenían fríamente calculado. Conocían la vanidad humana y ellos tenían todos los recursos necesarios para explotarla en beneficio propio y por sobre todo, sabían que casi todos sus camaradas de la cúpula militar nazi estaban vivos y que más temprano que tarde se convertirían en los más fuertes.
Pero hubo un detalle sobre el cual no reflexionaron: el odio, esa fuerza inmanente que anida en el espíritu humano y que permanece intacto por generaciones y que no se detiene ante nada con tal de conseguir su propósito. Esa aversión no necesariamente irracional que a veces se convierte en una obsesión de por vida y que puede trastocarse en una especie de culto.
No pensaron que el sufrimiento racial había engendrado una mutación en las formas de odiar que había prendido en sujetos aislados, en personas comunes y corrientes que fueron incapaces de perdonar y que ante la desidia oficial decidieron tomarse la justicia con sus propias manos. Habían nacido “Los Cazadores de Nazis”.
Como Serge Klarsfeld, escritor, historiador y abogado francés, y su esposa Beate. De origen judío, sufrió en carne propia las contingencias del antisemitismo institucionalizado. Su padre, arrestado por las SS en Niza fue deportado al Campo de Concentración de Auschwitz, donde falleció. Serge y su hermana junto a su madre lograron escapar siendo ubicado en un hogar para niños judíos, logrando todos ellos sobrevivir a la guerra.
Recibido de abogado se diplomó en estudios superiores de Historia en La Sorbona y en Ciencias Políticas en el Instituto de Estudios Políticos de París, siendo además Doctor en Literatura.
En 1963 conoció a la joven alemana Beate Kuntzel con quien se casó. Ambos se consagraron a la misión de estudiar concienzudamente el historial de los 76 mil deportados judíos franceses, logrando encontrar en esta investigación 200 valiosas fotografías, las únicas existentes, que documentan la llegada de los trenes de prisioneros a Auschwitz y la forma en que se seleccionaba a sus ocupantes para destinarlos a los campos de concentración.
Este fue el punto de partida. De ahí en adelante, promediados los setenta, dedicaron toda su vida a localizar, perseguir y llevar ante la justicia a los criminales nazis, siendo su lema de trabajo: “La Justicia, No la venganza.”
Beate resultó ser una valiente mujer que a pesar de no tener ascendencia judía se caracterizó por su perstinacia y habilidad para desenmascarar personalmente el pasado nazi de ciertos “poderosos” que actuaban en movimientos políticos progresistas en Europa.


En 1968 llamó la atención internacional al abofetear al canciller alemán, Kurt Georg Kiesinger, un antiguo nazi que se había convertido en el líder del partido centroderechista alemán Unión Democrata Cristiana de Alemania (CDU) y Canciller de la RFA. En 1986 lanzó una campaña contra el presidente austríaco, Kurt Waldheim debido a su pasado nazi.


Sobrevivió en 1979 a un intento de asesinato por parte de la red nacionalsocialista ODESSA, que quería terminar con su vida debido a su antinazismo militante. Esta acción llamó la atención de la comunidad judía en los Estados Unidos, que la invitó a dar conferencias en su país y que dio por resultado la creación en 1979, de una Fundación que lleva su nombre, ubicada en Nueva York, que recoge fondos para la investigación y captura de criminales de guerra nazis. En 1996 protestó legalmente contra los criminales de guerra serbios RADOVAN KARADZIC Y RATKO MLADIC.


Este "hobby" no les resultó fácil a los Klarsfeld. Lo pudieron comprobar cuando descubrieron el paradero de un ex Jefe de la Gestapo en Paris, Kurt Lischka, alto oficial de las SS, quien en aquel momento se desempeñaba como Director Comercial de una empresa de Colonia, Alemania.
Serge dio cuenta a la policía y fue informado que Lischka no podía ser detenido en ese país porque había en la Corte un fallo pendiente que había que esperar. Desesperado, Serge llegó al punto de esperar a Kurt en la puerta de su domicilio y apuntarlo con un revólver sobre la frente, para demostrarle que si bien no podía ser llevado a juicio, cualquiera podía matarlo.
Luego planificó un plan para secuestrarlo y llevarlo a Francia, el que fracasó, siendo condenado en 1974 a cuatro años de prisión por este hecho, pero pudo conseguirse la suspensión de esta condena merced a la intervención de varios países y a las numerosas protestas internacionales en foros y calles en todo el mundo. Cinco años después, en 1979, finalmente Kurt Lischka fue condenado por crímenes de guerra a 10 años de presidio en Alemania, muriendo en prisión en 1987.

En 1938, Lischka fue jefe del "Departamento de Asuntos Judíos en Berlín" de la GESTAPO. En Junio del mismo año organizó los primeros envíos de judíos a Buchenwald y a Sachsenhausen. Fue uno de los cerebros y ejecutores del Plan antijudío conocido como la “Noche de Cristal, Kristallnacht”, que no fue otra cosa que la destrucción de cientos de sinagogas y negocios judíos que fueron incendiados y más de 7.000 negocios saqueados sin que interviniera la policía ni concurriesen los bomberos. 120 muertos y unos 30.000 judíos fueron puestos bajo arresto y llevados a los campos de concentración recientemente ampliados de Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen y despojados de todos sus bienes y de las sumas pagadas por las compañías de seguros por los daños causados a sus propiedades en esta razzia aniquiladora realizada desde el mismo gobierno nazi.

Lischka sería el primero de una larga lista. Le seguirían, entre otros Klaus Barbie conocido como "El Carnicero de Lyon" por los crueles y sangrientos crímenes que cometió como funcionario nazi. Klaus Barbie vivió casi cuarenta años en la impunidad refugiado en Bolivia, hasta que los Klarsfeld dieron con él.


El 5 de febrero de 1983, fue trasladado por fin a Francia e ingresado a la prisión de Montluc, para responder por delitos contra la humanidad. No fue necesario realizar un juicio puesto que ya se le había juzgado en rebeldía en la ciudad de Lyon al término de la guerra. Fue condenado a la pena de muerte por su participación en 4.342 asesinatos, el envío de 7.591 judíos a campos de concentración y el arresto y tortura de 14.311 miembros de la resistencia francesa. Al cabo de 40 años de vida al margen de la justicia se atrevió a declarar que sólo se arrepentía de haber dejado vivos a algunos judíos.



En 1970, logró evitar la nominación de Ernst Achenbach -un funcionario en Francia durante la ocupación nazi, responsable del envío de 2.000 judíos a los campos de concentración- como representante de la RFA en la Comisión Europea, difundiendo un archivo que lo denunciaba como criminal nazi.


ACHENBACH, era Ayudante del embajador alemán O. Abetz, sobre todo, en la campaña antijudía y en la política de fusilar rehenes como represalia por atentados. Después de la guerra, siguió su carrera política en Alemania, hasta que en 1970 fue descubierto por un diario y su carrera destruida por la acción de Beate Klarsfeld. Murió en 1991.


La actividad investigativa de los caza nazis Serge y Beate los
llevó a la captura de decenas de jerarcas alemanes y no alemanes comprometidos en atrocidades como MAURICE PAPON, el único alto funcionario francés condenado como cómplice de crímenes contra la Humanidad por el papel que jugó en la deportación de judíos de Burdeos durante la ocupación nazi. Su juicio de seis meses, celebrado entre octubre de 1997 y abril de 1998, y su posterior condena a 10 años por ordenar el envío de centenares de judíos franceses al campo de detención de Drancy, en las afueras de Burdeos, y desde allí a Auschwitz entre 1942 y 1944, hizo trizas el mito de la inocencia francesa bajo la ocupación y de la Resistencia nacional masiva durante la Segunda Guerra Mundial.


Cuando, en septiembre de 1944, De Gaulle habló a la muchedumbre desde el balcón de la prefectura de Burdeos, Papon estaba a un metro de distancia y salió en la foto. Algunos grupos de la Resistencia le acusaron de colaboracionista, pero diezmados y enfrentados entre sí, no pudieron probarle nada. Condenado a 10 años de cárcel y al pago de 700.000 euros, huyó a Suiza en 1999, pero fue detenido y encarcelado en la Santé de París. Recurrió a todas las instancias jurídicas y políticas, y durante tres años fueron rechazados todos sus recursos. Finalmente, el 18 de septiembre de 2002, el Tribunal de Apelaciones de París suspendió su pena de prisión por razones de salud. Murió en 2007.

En 1984 los Klarsfeld fueron galardonados con la Legión de Honor, la más importante condecoración francesa, y en 1986 su vida fue llevada al cine en la película Nazi Hunter: the Beate Klarsfeld Story. Actualmente dirigen su fundación llamada The Beate Klarsfeld Foundation que persigue crímenes contra la humanidad, email mailto:info@klarsfeldfoundation.org,)



Serge Klarsfeld es además vicepresidente de la Fondation pour la Mémoire de la Shoah.
Datos extractados de la página http://unabrevehistoria.blogspot.com/2008/03/los-cazadores-de-nazis.htm.